La desaparecida iglesia y convento de las baronesas (Madrid, España), 1862. Amador de los Ríos
67,50€
Dimensiones | 220x305mm |
Dimensiones del grabado | 170x225mm |
Descripción del artículo
Litografía o grabado de placa de piedra, a color, extraída de la obra de José Amador de los Rios y Juan de Dios de la Rada y Delgado, titulada “Historia de la Villa y Corte de Madrid”, publicada en Madrid en la tipografía de J. Ferrá de Mena, en 1862. El dibujo corresponde a J. AVRIAL y el grabado a F.G. AZNAR y J.DONON.
Esta bella litografía coloreada nos muestra la bella fachada de la desaparecida iglesia y convento de las baronesas, que estaba en Madrid (España), en la que podemos ver con gran detalle las líneas arquitectónicas de este excepcional monumento, por desgracia ya destruído. En primer término, varios personajes en su quehacer diario. En la parte inferior poseemos el título del grabado y encima del mismo podemos ver los nombre de los autores.
Su estado de conservación es bueno, con fuerte y oscura impresión, vivos colores originales, buen papel y grandes márgenes blancos. Ver fotografías
José Amador de los Ríos y Serrano (30 de abril de 1818 - 17 de febrero de 1878) fue un intelectual español, principalmente historiador y arqueólogo del arte y la literatura. Fue licenciado en historia por la Universidad Complutense de Madrid.
En 1844 fue secretario de la Comisión Central de Monumentos. Fue codirector con Antonio de Zabaleta del efímero Boletín Español de Arquitectura, la primera revista española dedicada exclusivamente a la arquitectura. Sólo estuvo en publicación del 1 de junio a diciembre de 1846. En 1852 publicó la obra completa de Íñigo López de Mendoza. Fue Amador de los Ríos quien utilizó por primera vez el término mudejarismo para describir una forma de decoración arquitectónica en 1859.
En 1861 publicó el primer volumen de Historia crítica de la literatura española, la primera historia general de la literatura española escrita en España. Debía permanecer incompleto. Ideológicamente Amador de los Ríos, liberal y romántico, concibe a España como una unidad, a la vez católica romana y castellana, una monarquía constitucional (aunque aún no lo era) unida a su pasado por una idea luminosa. Contrarrestando a los historiadores extranjeros que consideran la España medieval como un remanso, también defendió la literatura española como la principal entre las que aparecieron después de la caída de Roma. Aunque solo cubrió la Edad Media, demostró que consideraba la literatura hispanoamericana como parte de la tradición española. En otra obra, Historia social, política y religiosa de los judíos de España, acepta la literatura judía española como parte de la tradición, ya que "floreció" en suelo español. Sin embargo, a diferencia de Adolf de Castro, no condenó a la Inquisición española.